Una casa de corazones, un refugio de paz...

El Espíritu Santo


Antes de ascender al Cielo, Jesús prometió enviar el Espíritu Santo a Sus seguidores a fin de fortalecerlos y guiarlos en su vida espiritual y su relación con Dios y permanecer junto a ellos para siempre (Juan 14:16).

El Espíritu Santo ilumina al creyente para que llegue a conocer toda la verdad. Lo ayuda a entender la Palabra de Dios, lo asiste en la oración y le confiere poder para dar testimonio del Evangelio de Jesucristo a los demás (Hechos 1:8). Afirmamos que cualquier creyente puede recibir la infusión del Espíritu Santo: basta con que se la pida a Dios.

La presencia del Espíritu Santo puede manifestarse en la vida del creyente por medio de diversos dones espirituales, entre ellos la sabiduría, el conocimiento, la fe, la sanación, los milagros y la profecía (1 Corintios 12:4-11).


Juan 16:7,13; Hechos 1:5,8; Juan 14:15-18,26; Lucas 11:13; Romanos 8:26-27; 1 Corintios 12:4-11; Proverbios 8:1,23,30

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