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La sexualidad


Estimamos que Dios creó y dispuso la sexualidad humana, y por tanto la consideramos parte natural de la vida. Según el relato bíblico Dios dijo al primer hombre y la primera mujer «fructificad y multiplicaos; llenad la tierra» (Génesis 1:28). «Y vio Dios todo lo que había hecho» —incluidos el primer hombre y la primera mujer al igual que sus cuerpos y su sexualidad—, «y he aquí que era bueno en gran manera» (Génesis 1:31).

Es nuestra convicción que las relaciones heterosexuales, practicadas tal como Dios las dispuso, entre personas adultas y de mutuo consentimiento, son una maravilla pura y natural de la creación de Dios, y admisibles conforme a la Escritura.


Génesis 1:26-28, 2:18-25; Tito 1:15; Romanos 13:10; Gálatas 5:22-23

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